La escasez de agua es un problema al que se enfrentan las áreas agrícolas en la zona mediterránea. Esta situación está empeorando progresivamente como resultado del cambio climático, con unos niveles actuales de agua disponible por debajo de 300 mm por año.
La comunidad microbiana es un componente esencial del suelo, que realiza numerosas funciones, desde la degradación de la materia orgánica hasta el proceso del ciclo de nutrientes y la formación de agregados, considerándose indicadores de la salud del suelo. Pero estas comunidades microbianas son muy sensibles a diversos cambios como las perturbaciones en el agua de riego y el cultivo de la tierra.
La escasez de agua reduce el C orgánico del suelo, al alterar la estructura de la comunidad microbiana del suelo y las prácticas agrícolas como el uso de herbicidas y el arado intensivo pueden alterar significativamente la estructura de las comunidades microbianas y modificar el ecosistema del suelo, influyendo en su productividad y calidad. Los herbicidas, fertilizantes, fungicidas e insecticidas también afectan a la capacidad de almacenamiento de agua, además de la biota del suelo y la función y estructura de las comunidades microbianas, con implicaciones para la calidad del agua y del suelo.
La agricultura sostenible y la mejora en la gestión del agua son necesarias para prevenir el agotamiento de los ecosistemas de suelos agrícolas en áreas semiáridas, pero ¿cuál es más importante, la humedad o la materia orgánica?
Ambos tienen peso en la mejora de las propiedades del suelo. El aumento del contenido de agua, mediante riego por goteo, puede ayudar a mantener la fertilidad biológica y química de los suelos, pero también el uso de la fertilización orgánica. Al controlar las dosis de riego y aplicar enmiendas orgánicas, puede ser posible aumentar la abundancia y función microbiana en el suelo y mantener una mayor fertilidad de los mismos.
FUENTE: Departamento de Agroquímica y Medio Ambiente de la Universidad Miguel Hernández.